El triatlón seduce en Zamora con Tarek y Coya como ganadores
Magnífica acogida el sábado 14 de mayo de 2014 de los zamoranos al I Triatlón Sprint que se disputó por las calles de la ciudad y especialmente en las márgenes del río Duero. El ambiente deportivo fue espectacular gracias al numeroso público que se acercó a disfrutar de esta vistosa disciplina y a los casi 250 deportistas participantes entre los que destacaron por méritos propios el joven Kevin Tarek Viñuela (Intelligent Running) (1.04:47), ganador de la prueba masculina y María Jesús Coya (Triatlón Duero) (1:17:18), triunfadora femenina.
El trabajo, el esfuerzo, el sacrificio, el colorido, la plasticidad, la variedad, el material, la majestuosidad del patrimonio zamorano y el encanto del Duero a su paso por la ciudad, son solo algunos de los ingredientes que encandilaron tanto a los aficionados al deporte como a los propios triatletas que pugnaban por inscribir su nombre con letras de oro en el palmarés de la cita. Y es que la jornada contó además con el buen tiempo y una emocionante prueba para redondear este primer triatlón de Zamora.
En hombres, el junior Kevin Tarek Viñuela, que ya había sido uno de los hombres a tener en cuenta en el Nacional de duatlón disputado en Altafulla a finales de mayo, arrancó con ganas y buenas sensaciones, puesto que desde los primeros compases empezó a imponer su ley, logrando cubrir los primeros 750 metros a nado con 36 segundos de ventaja sobre Guillermo Sánchez y un minuto 22 segundos sobre el tercero en esta primera transición, Carlos Herráez.
Viñuela parecía estar cómodo en terreno zamorano puesto que sobre las dos ruedas también fue capaz de marcar el mejor parcial, poniendo aún más tierra de por medio con respecto a sus perseguidores. Los 20 kilómetros dejaban la carrera muy bien encarrilada para el de Intelligent Running que sumaba dos minutos sobre Guillermo Sánchez, Carlos Herráez y Alfonso Ruiz, mientras que Alfonso Martínez tenía tres minutos y 18 segundos de desventaja.
Sin embargo el triatlón exige el máximo esfuerzo hasta el final y los últimos 5,4 kilómetros de carrera a pie iban a ser suficiente para dinamitar el devenir de la clasificación a lo que también contribuyó el intenso calor. Viñuela tenía un buen saco de segundos a su favor para administrar fuerzas, pero entonces se resintió de una lesión que empezó a ser un verdadero quebradero de cabeza. Por si fuera poco, Alfonso Martínez llegaba por detrás apretando los dientes y recuperando terreno a un ritmo diabólico de 3,39 el kilómetro. Los últimos metros fueron una tortura para el joven leonés que supo sufrir para cruzar la meta enrabietado en primera posición con un segundo de ventaja sobre Martínez (1:04.48). La tercera plaza del podio la cerró Guillermo Sánchez (1.05:32).
En cuanto a las mujeres, no fue una carrera nada sencilla de resolverse, ya que el triunfo de María Jesús Coya, ganadora en mayo en el duatlón de Béjar, tuvo que fraguarse de menos a más. No obstante, la natación no se le dio nada bien a la zamorana, puesto que las primeras en salir del agua fueron Aurora Sainz y Elena Escolar. A pocos segundos, Susana Velasco y Cristina Mollinedo salían del Duero; mientras que Marta Gómez se dejaba más de un minuto y Coya, cuatro.
Tocaba la remontada, que la triatleta local iniciaba sobre las dos ruedas. La confianza de correr en casa y el apoyo de los zamoranos también ayudaban, pero al llegar a la última transición la carrera era liderada por Marta Gómez en casi un minuto y medio sobre Aurora Sainz, Susana Velasco y Coya, que era cuarta en esos momentos.
Al igual que había ocurrido con los hombres, el último sector iba a marcar grandes diferencias. Coya iba a poner de manifiesto una superioridad abrumadora que le iba a permitir subir a lo alto del podio en su ciudad por delante de Marta Gómez (1:18.59) y de Aurora Sainz (1:21.37), tercera.
Por equipos, el Triatlón Zamora sumó el triunfo masculino y el Triatlón Pisuerga vallisoletano el femenino.
Acabada la prueba, reconocimiento para el Club Triatlón Duero por el gran esfuerzo organizativo realizado y sensación generalizada de repetir en una ciudad que quedó seducida por el triatlón y que a su vez enamoró a los deportistas con un circuito trazado junto a sus murallas y la imponente silueta de la catedral como testigo en el horizonte.
